viernes, 9 de abril de 2010

Muerte y resurrección en 2010

En estos largos meses de silencio han ocurrido una gran cantidad de cosas, relacionadas con el deporte o no, que por su oscuro talante han hecho que la vida no me halla sonreido optimista como solía.


No he dejado de luchar contra la apatía y la desgana, intentando agarrarme a ese soplo de inspiración que me permitiese, mediante el entrenamiento y el reto deportivo, reencontrar la senda de la felicidad y la realización personal.


A estas alturas del año, no puedo decir aún que lo haya conseguido; sin embargo, ya he acumulado un par de experiencias más en carreras populares y media maratón que, como agua de mayo, han sido muy bien recibidas.


Carrera Popular de Alfarnate


En pleno mes de Enero y con un frio que echaba para atrás, decidí que, a pesar de mi nefasto estado de forma y mi próxima operación de pie, habia llegado el momento de dejar atrás los malos tragos y comenzar a volver a experimentar la satisfacción de participar en un evento deportivo.


La carrera, 8 km en un circuito urbano de poco más de km por vuelta, se me hizo larga, dura y sufrida. A cada metro que recorría sentía que me había abandonado demasiado y que mi habitual estado de forma tardaria en regresar... si es que alguna vez lo hacía.
Al final, y tan sólo por unos segundos, no pude cumplir mi, tan poco ambicioso, objetivo de sacar una media de 5:00 min/km. Sólo pude atravesar la meta, y devolver la lengua a su lugar natural, tras 40 minutos y 12 segundos.


No fue una carrera para recordar pero sirvió como punto de inflexión y disparo de salida para unas semanas siguientes en las que el deporte y la ilusión se abrieron hueco en mi desoladora agenda de malos tragos. Así, me planteé que, a pesar de tener una operación en ciernes, iba a intentar participar y terminar decentemente la Media Maratón de Torremolinos... seguramente la más dura que he corrido hasta ahora.

Media Maratón de Torremolinos


Como si de alguna especie de coincidencia astrológica o plan divino se tratase, alguién había decidido que la Media Maratón que me iba a servir como alimento para mi maltrecha autoestima y mi cumpleaños se celebrasen el mísmo día, el 7 de Febrero de 2010.


A duras penas conseguí cumplir con el rito de minudeces que se hacen imprescindibles para afrontar, sino con garantías al menos con seguridad, una prueba como esa (madrugar, comprobar que lo llevas todo, desayuno especial y aligeramiento de carga, entre otras cosas)

El objetivo a conseguir era bajar de 1 hora y 45 minutos o, en su defecto, pegarme a mi compañero de club Dani (padre) y no sapararme ni a sol ni a sombra. Unos comienzos titubeantes y llenos de rampas duras me ayudaron a incrementar mi nivel de concentración, ante la perspectiva de no conseguir cumplir la meta prefijada. Los kilómetros fueron cayendo, algunos más fácilmente que otros, y se acercaban las rampas finales en las que preveía que podía perder el ritmo de mi compañero de zancadas. Tal vez pecó de conservador o tal vez, y esta alternativa me gusta más, tire de amor propio (ese que tanto ha sufrido últimamente) y saque lo mejor de mi mísmo para conseguir llegar al último kilómetro con la seguridad de que no llegaría solo a meta. Siendo sincero, si estas circunstancias de carrera se hubiesen dado algún tiempo atrás, seguramente hubiera dejado a Dani en ese último kilómetro, sabiendome más explosivo que él, pero mis objetivos iban a cumplirse gracias a su generosa compañía... eso era suficiente recompensa para mí.

Al final, entré en meta con 1 hora 44 minutos y 59 segundos de esfuerzo y de superación personal. Un tiempo que no puede considerarse bueno pero, muy poco superior a mi anterior marca en Torremolinos, una prueba que siempre me golpea con sus duras rampas.

Gracias Dani!


Ahora, ya han pasado dos meses de esa prueba y un mes desde que me sometí a una exostosis del pie izquierdo. He retomado los entrenamientos desde hace dos semanas y parece que el sol comienza a brillar también para mi persona. La semana que viene tengo planeado participar en el Duatlon Cross de Casabermeja si el pie no me da muchos problemas y, a medio plazo, voy a plantearme un "no va más" con el Titan, esa prueba a la que no pude acudir en 2008 en el momento en el que comenzó mi calvario particular.

Ojalá pueda decir dentro de unos meses que "He vuelto, para quedarme".